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Hay muchos empresarios, fundamentalmente en el entorno pyme, que están convencidos de que mantener la competitividad en un mercado de baja demanda consiste en reducir sus costes y mejorar las condiciones de compra para abaratar los precios de venta.

Ese es un tremendo error que está dando lugar a encarnizadas guerras de precios en muchos sectores. La principal consecuencia de estas confrontaciones es la continua destrucción de valor en la cadena de suministro, que está abocando al cierre a muchas empresas, tanto fabricantes como distribuidores.

El estado de nervios y la impaciencia les conduce a actuar de forma reactiva en el corto plazo. Es el efecto de la miopía empresarial y la nula capacidad de muchos empresarios y profesionales para aportar innovación a su negocio y desarrollar estrategias que aporten valor al consumidor. Esos son los motivos por los que el precio se convierte en la única esperanza a la que agarrarse para evitar su naufragio empresarial.

Es evidente que se aferran a la idea engañosa de que si bajas los precios y ajustas los márgenes, vendes más. Y eso no siempre es cierto. Y cuando lo es, obliga a alcanzar un incremento importante de la facturación que compense la reducción de ingresos por la venta unitaria del producto o servicio. De no ser así, la continua reducción de precios se convierte en una seria amenaza para la viabilidad del negocio.

En este sentido, el pasado viernes leí un artículo de José María Cubillo publicado en Tu economía, suplemento que acompaña mensualmente al diario La Razón. José María Cubillo es doctor en Economía y director del Departamento de Dirección de Marketing de ESIC Business & Marketing School. A continuación reproduzco el texto completo.

¿Eres de los que anuncias promociones alocadas e improvisadas con las que casi pierdes más dinero del que ganas? ¿O tienes claro que una promoción puede ser muy beneficiosa siempre que sepas cómo, cuándo, y con qué objetivo?

Con los precios no se juega. Es una guerra nadie gana y todos pierden. Bajar precios es una medida fácil, que envía señales inequívocas de agotamiento intelectual, bloqueo mental y callejón sin salida. Una mayoría significativa de empresas españolas reconoce estar, de algún modo, inmersa en una guerra de precios, y aseguran no ser capaces de cobrar por su producto/servicio aquello que, en su opinión, vale. Algo están haciendo mal.


The Economist ha publicado un artículo en su número de octubre que, con el título Mysterious Mariano, advierte de la tremenda batalla que está librando Mariano Rajoy para evitar los dos grandes riesgos a los que se enfrenta España y que pueden arrastrarnos a una espiral de muerte. Esos riesgos son la ruptura del euro y el desmembramiento del propio país.

La lectura de este artículo, unido a las noticias desalentadoras que ocupan las primeras páginas los principales periódicos de nuestro país diariamente y a los pronósticos pesimistas que están realizando los principales organismos internacionales para nuestra economía en 2013, me han traído a la memoria la lectura de un informe publicado en 2009, y que leído con una mirada retrospectiva adquiere una gran fuerza en estos momentos.

En enero de 2009, el Catedrático de Economía Roberto Centeno publicó un escrito titulado “La gran depresión española de 2009: hechos y cifras”, aunque popularmente se conoce como el “Informe Centeno”. En dicho informe anunciaba que España entraría, por primera vez en su historia en una profunda depresión. En aquel momento, muchas personas renegaron de sus argumentos, calificándolos incluso de zafios o groseros. Pero dejando al margen, la forma y centrándonos exclusivamente en el fondo del mensaje, es evidente que se están cumpliendo los peores vaticinios.

Han pasado más de tres años desde su publicación y es el momento de revisar las ideas expuestas para comprender por qué estamos en esta situación y qué nos puede deparar el futuro más inmediato si no somos capaces de realizar profundos cambios en nuestro modelo de país.

El contenido del informe es el siguiente:

El triunfo de la Selección Española en la Eurocopa ha desplegado un sinfín de titulares de admiración en los medios de comunicación de todo el mundo, así como numerosas muestras de afecto entre todos los aficionados al deporte rey.

España, la Roja, ha hecho historia, jugando al fútbol y ganando títulos. Pero lo más importante es que lo ha conseguido gracias a un grupo humano compuesto por excelentes profesionales y extraordinarias personas que, colectiva e individualmente, atesoran un conjunto de cualidades y valores en los que se quiere ver reflejado todo un país. Sin duda, se han convertido en el mejor referente para nuestros niños y jóvenes.

El periodista Alfonso Merlos ha publicado un artículo en la edición de hoy del diario La Razón, bajo el título 10 valores para hacer historia. En él resume las señas de identidad que han llevado a estos jóvenes a llegar a lo más alto en cada uno de los torneos en los que participan, además de ganarse el respeto de los rivales y el cariño de la afición.

El próximo 22 de mayo se celebrará en Madrid la 4ª edición del Seminario Electro de AECOC, un punto de encuentro que se está consolidando como un foro de referencia del sector del electrodoméstico y la electrónica de consumo.

AECOC es la Asociación de Fabricantes y Distribuidores, ya que es la única asociación que reúne a fabricantes y distribuidores de diferentes tamaños y sectores profesionales. Cuenta con más de 25.000 empresas asociadas, que en conjunto facturan más de 180.000 millones de euros, lo que la convierte en una de las mayores agrupaciones empresariales del país.

Tras el éxito obtenido en ediciones anteriores, en esta ocasión, el reto de los organizadores del IV Seminario Electro se centra en descubrir nuevas tendencias, estrategias y fomentar cambios que contribuyan a mejorar los resultados de las empresas que operan en el sector y a hacer crecer el mercado. El lema escogido en esta ocasión es “Reinventando el mercado para crear valor”.

La crisis en Ideoblogia

En Febrero de 2007 publiqué, en Ideoblogia, “El ladrillo pide ayuda”. Era un artículo dedicado al marketing inmobiliario, en el que analizaba el futuro amenazante del sector de la construcción.

En aquel momento, comenzaban a evidenciarse las primeras señales de que el estallido de la burbuja inmobiliaria podía estar próximo y, como consecuencia, el sector se enfrentaría a un nuevo escenario muy complejo, marcado por la casi paralización de la actividad y la reestructuración total de los agentes que lo componen.

La locomotora que había movido nuestra economía durante los últimos 10 años, aproximadamente, comenzaba a mostrar síntomas alarmantes de fatiga. Como consecuencia, otros sectores iniciaban un proceso de desaceleración que preludiaba la llegada de la temida crisis.

Si escribiera de nuevo el artículo, hoy llevaría por título “El ladrillo se muere” y narraría la historia de un sector desbocado que, tras esquivar la cordura, encontró sus propios límites y murió de éxito.

Dada la amplitud y profundidad del análisis, decidí seccionarlo en tres capítulos:

En Abril de 2008, escribí Método anticrisis para pymes, en el que aclaraba que, a pesar de que no existen recetas milagrosas que eviten los efectos de una crisis, es posible implantar métodos que ayuden a las pymes a minimizar su impacto.

El objetivo del artículo era plantear a los pequeños y medianos empresarios, en un tono positivo y realista, una serie de medidas para prevenir, combatir y superar cualquier situación de crisis.

Al final, tal y como se preveía, la crisis se ha instalado entre nosotros y sus efectos están siendo cada día más demoledores. Sólo hay que repasar los titulares de prensa, las cifras de desempleados, los indicadores macroeconómicos o, simplemente, hablar con los propietarios de cualquier negocio para comprobar su tremendo impacto.

No cabe duda que estamos ante una crisis global sin precedentes, que aglutina componentes financieros, bursátiles, inmobiliarios, energéticos, productivos y alimentarios. Además, el clima de incertidumbre agrava sus efectos.