Hasta hace muy poco tiempo, reparar un aparato que se averiaba era sinónimo de falta de capacidad económica para adquirir un producto nuevo y de mejor calidad que sustituyera al anterior.
La bonanza económica sumergió a nuestra sociedad (¿civilizada?) en un torbellino de capricho y despilfarro sin precedentes, alentado por un afán de obtener crecimiento económico sin límites, convirtiéndola en el mayor productor de residuos del mundo y en una poderosa amenaza para la sostenibilidad del medio ambiente.
Nada ha ocurrido por casualidad. El documental “Comprar Tirar Comprar. La historia secreta de la Obsolescencia Programada”, denuncia que detrás de esta evolución perniciosa de los habitantes de los países desarrollados está la mano oscura de grandes productores industriales. Han limitado la vida de los productos que fabrican para obligar al consumidor a realizar compras frecuentes y repetidas para mantener activo el ritmo de constante crecimiento de nuestra economía.
La obsolescencia programada es la planificación del fin de la vida útil de productos y servicios. Es la intrahistoria de nuestro modelo capitalista y el motor secreto de nuestra sociedad de consumo.
En nuestra vida cotidiana anhelamos poseer productos, vivir la experiencia de estrenar, de renovar, de cambiar los productos que tenemos por otros nuevos. Cualquier excusa es suficiente para tomar la decisión de comprar. A veces, compramos incluso muchas cosas que ni siquiera necesitamos.