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En estas fechas todo el mundo está agitado eligiendo los regalos idóneos para sus seres queridos.

Un regalo, además de un bien físico es una manera de materializar el afecto que sentimos hacia otra persona. Por ese motivo, debe reunir ciertas cualidades que la elección sea la más acertada. Quien regala debe tener en cuenta las preferencias y necesidades del destinatario, lo que éste ya posee, lo que carece, aquello que le urge más, lo que le haría una ilusión especial poseer o aquello, que por inesperado, le sorprendería dejándole un recuerdo imborrable para el resto de su vida.

El boom de este año están siendo los cofres regalo, una selección de experiencias temáticas que permiten a la persona que regala inspirarse ante el amplio catálogo de posibilidades que ofrecen las empresas que se dedican a empaquetar sensaciones en una cajita de escasas dimensiones.

La oferta es muy amplia: escapadas rústicas, pintorescas, cosmopolitas, estancias en hoteles con diseño, noches románticas en lugares con encanto, visitas a parques naturales, enoturismo, catas entre viñedos, exóticos viajes, gastronomía creativa o internacional, cocina de autor, deportes de aventura o de riesgo, tratamientos de belleza, momentos de relax, cursos de buceo, vuelos en globo o parapente, paseos a caballo, conducción de vehículos deportivos en circuitos de carreras, excursiones en Buggy, kitesurf, peluparties o un fin de semana futbolero, que incluye visita al museo de tu equipo, recorrido por sus instalaciones deportivas y asistencia a un partido de fútbol.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Padre nuestro…

Sí, soy creyente. Creo en Dios y creo en el Marketing. La Iglesia católica también. Y así lo ha demostrado en sus más de 2.000 años de historia, en los que ha consolidado una estrategia mercadológica digna de estudio.

Entono una oración antes de redactar este post porque no quiero que salga mal, ni que lo que voy a escribir ocasione ningún malentendido. Mi objetivo no es juzgar a la institución (Dios me libre). Mi objetivo es simplemente explicar su esquema de marketing, en el que destacan unas estrategias que se anticiparon a la propia definición de la disciplina y que han perdurado con el paso de los siglos.

Santificado sea tu nombre. Branding

Si tenemos en cuenta que conceptos como cristiano, iglesia o Dios tienen su origen etimológico en periodos anteriores, se puede situar el comienzo de la construcción de marca en el momento en el que Jesús de Nazaret cambia el nombre a su discípulo Simón por el de Pedro, que significa roca. El motivo de este cambio está directamente relacionado con la misión que le encomienda: ser la piedra sobre la que construir su Iglesia. Se convirtió en el fundador y el primer jefe de la institución con sede central en Roma.

El naming de la propia religión hace referencia a los ambiciosos objetivos que se pretendían alcanzar, pues católica significa universal.

La identidad corporativa se expresa mediante la cruz en la que Cristo fue crucificado. Un logotipo sencillo, repleto de significado y fácil de recordar.

Como cada temporada, por estas fechas, llegan las rebajas.

Este año vienen pegando muy fuerte, con descuentos del 60% y del 70%, aunque algunos comerciantes y grandes superficies ya han anunciado incluso que llegarán a rebajar los precios hasta el 80% y el 90% en algunos de sus productos.

Una locura propiciada por la confluencia de varios factores:

  • el fuerte descenso de las ventas en el comercio,
  • la presión hipotecaria que afecta a las familias y que ha provocado que el factor precio adquiera un mayor protagonismo en sus decisiones de compra.
  • la desconfianza por un futuro incierto como consecuencia de la crisis en la que estamos inmersos,
  • la necesidad que tienen muchos establecimientos de liquidar los stocks para sanear sus almacenes
  • y la premura de numerosas empresas de generar liquidez en su tesorería para afrontar sus pagos más inminentes.

Al margen de esta situación, el descuento ha sido siempre una de las prácticas de marketing más sencillas de poner en marcha. Basta con reducir el precio del producto o buscar un porcentaje reductor que atraiga la atención del posible comprador.

Estas acciones debe ir siempre acompañadas de una publicidad efectista, es decir, que resalte los precios y los porcentajes con números de gran tamaño y con vivos colores, preferiblemente el rojo, que siempre se asocia subconscientemente a barato, descuento o pérdida económica para quien lo comunica. En época de rebajas es bastante sencillo hacer uso de estas indicaciones.