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El pasado 6 de abril, tras el partido de vuelta de la eliminatoria de UEFA League entre el Athletic de Bilbao y el Schalke 04, el periodista Orfeo Suárez publicó un post dedicado al futbolista Raúl González en Libre directo, un blog de la sección de Deportes del diario El Mundo.

Para los que nos consideramos “raulistas” el artículo es una verdadera delicia, dado que refleja perfectamente los rasgos que han definido a lo largo de su trayectoria deportiva a este extraordinario profesional del futbol.

Para quienes nos atrae encontrar modelos de liderazgo en nuestra vida cotidiana el artículo es una auténtica joya, ya que Raúl encarna los valores que debe atesorar un auténtico profesional, especialmente en momentos complejos como el actual, en el que las cosas no salen siempre como sería deseable. Su ejemplo contagia siempre a sus compañeros y les motiva para alcanzar grandes objetivos. Su comportamiento es ejemplar y su profesionalidad se cimienta sobre sólidos principios: trabajo, compañerismo, generosidad, espíritu de superación, ambición, autoexigencia, respeto, educación, honestidad y humildad. Estos son los valores que le han acompañado a lo largo de su vida y los que le han llevado hasta Alemania para demostrar que sus botas siguen emanando futbol de calidad.

El Raulismo es un espejo en el que deberíamos mirarnos todos para descubrir qué hacer para vencer las dificultades y para comprender dónde acaba el juego y comienza la realidad.

Quien no ha oído hablar a sus padres o a sus abuelos acerca de las penurias de la postguerra. Siempre me ha llamado poderosamente la atención la cartilla de racionamiento con la que el gobierno de la posguerra española trataba de combatir la escasez de alimentos, distribuyendo sistemáticamente los alimentos de primera necesidad entre la población.

Entre 1939 y 1952, la popular cartilla de racionamiento y su colección de cupones establecían las raciones diarias o semanales de alimentos básicos como la leche, el agua, patatas, legumbres, azúcar, etc. que se podían obtener en las tiendas, economatos o cooperativas de la localidad donde estaba inscrita la cartilla. Fueron años de hambre y miseria.

Aunque no todo el mundo sufrió esa crisis del mismo modo. Fueron también tiempos de abusos y fraude, en los que los oportunistas del momento encontraron la ocasión de fijar precios desorbitados a los productos, proliferó el mercado negro y eran habituales las prácticas comerciales ilegales de productos sujetos a racionamiento, fenómeno al que popularmente se bautizó como estraperlo.

Lamentablemente, hoy en día, el racionamiento sigue siendo una situación habitual en guerras, catástrofes, hambrunas o en cualquier otra situación de emergencia en cualquier país del mundo. Cuando los bienes son escasos y la demanda elevada hay que distribuirlo en cantidades reducidas para garantizar que llegan a toda la población.

A pesar de todo, en nuestro mundo civilizado, hay fabricantes que se esfuerzan por ofrecer productos de comida rápida o bebidas azucaradas en formato XXL, cuyo consumo excesivo puede derivar en una nefasta alimentación, en problemas de sobrepeso y en enfermedades de diferente índole. El exceso puede ser tan perjudicial como la escasez, pero resulta siempre más inmoral.

En ocasiones, me planteo que si sigue empeorando la situación económica quizás se tenga que recurrir a una especie de cartilla de racionamiento para acceder proporcionalmente a las ventajas gratuitas que prometía hasta hace muy poco el mal llamado Estado del bienestar.

Echando mano de hemeroteca, rescato una interesante reflexión de Enrique Rojas, catedrático de Psiquiatría y autor, entre otros, del libro No te rindas.

El artículo fue publicado en el diario El Mundo el pasado 11 de noviembre, y en él se abordan aspectos relacionados con el liderazgo, como la autoridad, el poder, las características que debe reunir un auténtico líder y la necesidad que tiene nuestra sociedad actual de tener como referentes a auténticos guías ejemplares.

Vivimos en un mundo sin líderes. Bueno, casi sin líderes. La palabra procede del inglés leader, que significa guía, el que va delante dirigiendo a un grupo, el que conduce y abre camino. Se trata de una persona que ocupa un primer plano en la sociedad y que ejerce una función de cierta autoridad. En los últimos años, los líderes se han difuminado. En esta sociedad líquida, en donde todo se mueve, gira, salta, oscila y pierde consistencia, son los deportistas de élite, especialmente los futbolistas, los que ocupan ese papel. Cuando viajo por el mundo con mis libros, mucha gente se sabe de memoria los nombres de los principales jugadores de nuestro país. Eso fuera de nuestras fronteras. Y dentro, lo mismo pero a lo grande.

Es evidente que existen otros ámbitos en donde asoman personas destacadas: la política, la economía, el arte en sus más diversas facetas, la cultura… pero ya el nivel de resonancia ha bajado muchos enteros.

Ideoblogía inició su andadura en 2006 con el firme propósito de compartir ideas relacionadas con el marketing y la estrategia empresarial.

Mi Ideoblogía (versión 1.0)

Todo empezó tras un viaje a Japón, en 2005, cuando decidí crear una página en la que pudiera publicar las fotos captadas y que el resto de personas que me habían acompañado pudieran descargárselas fácilmente. De esta forma, reduciría el tiempo necesario para realizar la selección individual, los trámites de envío a cada destino y los costes que dicha actividad originaba.

La solución consistió en crear un autoservicio virtual con una clave de acceso restringido, en el que cada uno de los expedicionarios pudiera acceder al catálogo de imágenes con una clave y descargar todas las imágenes que deseara.

Fue el embrión de mi página personal, www.javierpanzano.es.

Hace unos días los medios de comunicación de todo el mundo nos asombraban (y se asombraban) con una fotografía realizada en el transcurso de los disturbios originados en las calles de Vancouver tras la disputa de la Stanley Cup de hockey, en la que los Boston Bruins arrebataron el trofeo al equipo local, los Vancouver Canucks.

La imagen reflejaba a una joven pareja besándose en el suelo ajenos a los enfrentamientos entre los hinchas y la policía

La escena fue captada por el fotógrafo independiente Richard Lam, quien dijo haberse sorprendido al descubrir a la pareja cuando revisaba en su ordenador las instantáneas capturadas en el transcurso de los altercados.

El contraste entre la violencia que se percibe en torno a la pareja y la ternura expresada por ambos en forma de beso hizo pensar que se trataba de un montaje.