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¿Hay algo más difícil que ponerte delante de los compañeros de clase de tu propio hijo? Sí. Hacerlo para hablar de las profesiones de padres y madres estando en el paro.

Hace falta mucho valor… o tener también una visión muy clara acerca de cómo afrontar esta durísima situación que afecta a millones de hogares.

La Federación de Asociaciones de Familias Numerosas de Euskadi Hirukide parece tenerlo muy claro. Las redes familiares compuestas por millones de padres, madres, hermanos, hijos y abuelos son fundamentales para superar los devastadores efectos de la crisis y ayudar a los seres queridos que han perdido su empleo; a los jóvenes que se ven obligados a emigrar a otros países para demostrar que son útiles y productivos; a aquellos que se ven obligados a regresar a su hogar familiar porque no pueden seguir volando en solitario; o incluso a aquellas personas dependientes que no tienen recursos y que han visto como desaparecían las ayudas institucionales que les conectaban a una vida medianamente digna.

Para compartir esa inquietud con la sociedad vasca Hirukide ha creado una campaña en la que Roberto, padre de Sergio, un niño de 9 años, acude como otros padres al colegio de su hijo para hablar de su profesión.

Pero su historia es diferente. Roberto está en paro. Su trabajo actual es buscar trabajo. Algo que los alumnos no parecen entender al principio. Pero Roberto encuentra una fórmula inteligente que rápidamente es captada por toda la clase. Compara su situación con un partido de fútbol en el que el equipo del colegio va perdiendo por 4 a 0, pero en el que todos quieren remontar. “Eso es lo que yo estoy haciendo, intentar remontar. El adversario es muy duro y hay que dejarse la piel. Hay que hacerlo lo mejor posible. Y para eso hay que esforzarse todavía más. La clave está en jugar unidos. Atacar todos y defender todos, porque para ganar hay que jugar en equipo. Y por eso, yo tengo el mío”.

Los chicos empiezan a comprender la importancia de hacer equipo, mientras Roberto prosigue con su explicación: “Somos muchos los que estamos jugando el partido más importante de nuestra vidas y necesitamos de un gran equipo para remontar. Yo tengo un gran equipo, mi familia, porque me animan cada mañana a levantarme, porque me sacan una sonrisa cuando estoy triste o me aguantan el mal humor cuando tengo un mal día. Todos arrimamos el hombro y nos ayudamos en todo lo posible. Porque sin los abuelos, los hermanos, los padres, las madres o incluso todos vosotros, muchos de nosotros perderíamos el partido. Lo importante no es el puesto en el que se juegue, sino el esfuerzo de cada jugador. Pese a las dificultades, si el equipo está unido, nunca abandona, porque siempre se puede remontar”.

Ese es el valor de la familia en este tipo de situaciones de extrema dificultad. Todo el mundo se quita de lo que tiene para compartirlo con sus seres queridos. Abuelos que exprimen sus exiguas pensiones, hijos que renuncian a su paga del domingo, hermanos que echan una mano en todo lo que pueden o padres que se pasan el día buscando empleos que puedan encajar a la perfección con la valía de sus hijos.

Juntos, en familia, se puede llegar allí donde no llegan instituciones ni gobernantes.

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En estas fechas todo el mundo está agitado eligiendo los regalos idóneos para sus seres queridos.

Un regalo, además de un bien físico es una manera de materializar el afecto que sentimos hacia otra persona. Por ese motivo, debe reunir ciertas cualidades que la elección sea la más acertada. Quien regala debe tener en cuenta las preferencias y necesidades del destinatario, lo que éste ya posee, lo que carece, aquello que le urge más, lo que le haría una ilusión especial poseer o aquello, que por inesperado, le sorprendería dejándole un recuerdo imborrable para el resto de su vida.

El boom de este año están siendo los cofres regalo, una selección de experiencias temáticas que permiten a la persona que regala inspirarse ante el amplio catálogo de posibilidades que ofrecen las empresas que se dedican a empaquetar sensaciones en una cajita de escasas dimensiones.

La oferta es muy amplia: escapadas rústicas, pintorescas, cosmopolitas, estancias en hoteles con diseño, noches románticas en lugares con encanto, visitas a parques naturales, enoturismo, catas entre viñedos, exóticos viajes, gastronomía creativa o internacional, cocina de autor, deportes de aventura o de riesgo, tratamientos de belleza, momentos de relax, cursos de buceo, vuelos en globo o parapente, paseos a caballo, conducción de vehículos deportivos en circuitos de carreras, excursiones en Buggy, kitesurf, peluparties o un fin de semana futbolero, que incluye visita al museo de tu equipo, recorrido por sus instalaciones deportivas y asistencia a un partido de fútbol.

Los caprichos del destino han hecho que mi hija y mi madre estén cursando la ESO simultáneamente. Ambas están ya en el tercer curso. Durante los dos años anteriores han ido superando las diferentes materias con mucho trabajo y esfuerzo. A menudo, abuela y nieta se llaman para aclarar dudas y comentar algunos de los contenidos de las diferentes asignaturas.

La coincidencia es muy simpática y, a su vez, es una maravillosa experiencia para el resto de la familia que nos permite aprender los valores que cada una de ellas proyecta con su actitud frente al aprendizaje, como la humildad, el espíritu de superación, el esfuerzo, la constancia o la responsabilidad.

Mi hija está en el curso que le corresponde por su edad. Sin embargo, mi madre, como muchas personas de su edad, no pudo estudiar cuando era niña. Pero eso no le ha impedido afrontar este reto en una etapa de su vida en la que se ha liberado de las obligaciones que no le permitieron hacerlo antes.

Siento admiración por ambas. Mientras una trabaja para construir su futuro, la otra se esfuerza para reconstruir su pasado, mientras la más joven quiere descubrir nuevas cosas en su vida; la adulta quiere comprender las cosas que ha descubierto a lo largo de su existencia; la nieta va perdiendo su inocencia, mientras la abuela la va recuperando. Mi hija sueña con qué será cuando complete sus estudios, mi madre habrá completado el sueño de tener estudios. Y lo más importante es que ambas son felices con los retos que se han planteado.