33 a cero


Intento imaginar la vida a 700 metros de profundidad, en condiciones inhumanas, con escasez de provisiones, sin ver la luz del sol, alejado de mi familia y con la incertidumbre que produce no saber si me han dado por muerto o, en caso contrario, si habrá medios humanos y materiales suficientes para que se produzca un rescate… y si se produce, si llegará a tiempo. Siento escalofríos.

Todos conocemos los detalles del accidente de la Mina San José, un yacimiento al norte de Chile, en pleno desierto de Atacama, que durante las últimas semanas ha sido el epicentro informativo de todos los medios de comunicación y redes sociales del planeta, convirtiéndose en una demostración de que nuestro mundo es cada día más global.

Probablemente, tardemos mucho tiempo en olvidar los 70 días de angustia de los 33 mineros atrapados en el refugio ubicado al fondo de la mina, así como la desazón de sus familiares, que aguardaban en el bautizado como Campamento Esperanza, próximo al yacimiento, hoy convertido en el símbolo del mayor rescate minero de la historia.


2010: un año difícil de olvidar para los chilenos

Los chilenos, con algunos de los cuales me unen lazos académicos y afectivos a través de la Universidad Autónoma de Barcelona y de la Universidad de Aconcagua, todavía se estaban recuperando de los seísmos producidos el 27 de febrero y el 11 de marzo de este año. Dicen los expertos que el primero de ellos, fue el más intenso de los últimos 25 años (8,8 grados en la escala Ritcher), y para incrementar su efecto devastador, provocó un tsunami que hizo estragos en las costas chilenas.

El 5 de agosto, un accidente minero desencadenó una historia que parecía tener también tintes de tragedia. Una más en un año nefasto para el país.

Estamos bien en el refugio los 33”. Fue el mensaje que abrió el camino de la esperanza. Llegó a la superficie el 22 de agosto, en un escrito realizado en tinta roja sobre un trozo de papel adosado a la sonda que buscaba la ubicación del refugio de la mina para buscar vestigios de vida.

A partir de ese momento se puso en marcha un importante dispositivo de rescate formado por miembros de las fuerzas armadas, especialistas en seguridad minera, médicos, psicólogos y expertos de la NASA. A gran velocidad, gestionaron el conocimiento existente de todas las experiencias anteriores en accidentes y rescates de todo tipo para encontrar la mejor solución posible y aplicarla a esta situación.

Conforme pasaban los días, la expectación mediática fue en aumento hasta congregar en la zona a más de 350 medios de comunicación de 33 países. El seguimiento a través de los medios digitales y de las redes sociales, como Twitter o Facebook, se producía casi al minuto. Gracias a ello, más de 1.200 millones de personas presenciaron desde sus hogares las evoluciones de este histórico y emotivo rescate, al que la hermana de uno de los mineros, María Segovia, comparó con un parto múltiple, al pronunciar la ya célebre expresión “la Tierra va a parir 33 hijos”.

Por orden de “alumbramiento” fueron saliendo de su refugio cada uno de los 33 mineros: Florencio Ávalos, Mario Sepúlveda, Juan Illanes, Carlos Mamani, Jimmy Sánchez, Osmán Araya, José Ojeda, Claudio Yáñez, Mario Gómez, Álex Vega, Jorge Galleguillos, Edison Peña, Carlos Barrios, Víctor Zamora, Víctor Segovia, Daniel Herrera, Omar Reygadas, Esteban Rojas, Pablo Rojas, Darío Segovia, Yonni Barrios, Samuel Ávalos, Carlos Burgueño, José Henríquez, Renán Ávalos, Claudio Acuña, Franklin Lobos, Richard Villarroel, Juan Carlos Aguilar, Raúl Bustos, Pedro Cortez, Ariel Ticona y Luis Urzúa.

Al final, la historia reservará un lugar de honor para los 6 rescatadores que bajaron al fondo de la mina para ayudar a cada uno de los mineros a salir a la superficie en la cápsula Fénix 2. Estos héroes responden a los nombres de Manuel González, Roberto Ríos, Patricio Roblero, Jorge Bustamante, Patricio Sepúlveda y Pedro Rivero. Todos ellos constituyen, desde el pasado 13 de octubre, un ejemplo de valor y generosidad sin límite.

El Milagro de los Andes

La historia me ha conmocionado al igual que a cientos de millones de personas. En algún momento, incluso, me ha rememorado el episodio conocido como el Milagro de los Andres, que tuvo su origen en el accidente de un avión que trasportaba a 45 pasajeros a Santiago de Chile. El accidente se produjo, casualmente, el 13 de octubre de 1972 y los supervivientes quedaron atrapados en la cordillera andina. Finalmente, fueron rescatados el 23 de diciembre de 1973 (72 días). Su dramática experiencia forma parte de las hemerotecas y videotecas gracias a las crónicas de la época en los medios de comunicación, a varios libros publicados, a diferentes producciones cinematográficas y al sitio oficial en internet.

Desde entonces, los supervivientes dan testimonio de su experiencia en las numerosas conferencias que imparten alrededor del mundo para rescatar personas cuya vida es una supervivencia diaria y, así mismo, provocar un cambio social que impacte positivamente en la sociedad.

En este caso, también la vida de los 33 mineros y de sus familias va a cambiar. Seguramente se lanzarán libros y películas que narrarán su epopeya, les invitarán a participar en programas de radio y televisión para ampliar detalles de su vida. Quizás por eso, sus familiares ya se han apresurado a proteger sus derechos de imagen y a establecer un pacto de silencio, firmado ante notario, que sólo les permitirá hablar de sí mismos, evitando de este modo (probablemente), el riesgo de disputarse las audiencias mediante la confrontación entre los mineros, como si fueran ex concursantes de un reality show.

El tiempo dirá se esta experiencia provocará en sus protagonistas un factor desencadenante que haga aflorar lo peor del ser humano o si, por el contrario, sus emociones y sus vivencias se convierten en un ejemplo para otras personas que hoy se encuentran en las profundidades de su “mina interior” buscando un dispositivo de rescate emocional.

Lecciones de coaching

Personalmente, creo que sabrán canalizar este aprendizaje vital y transformar la soledad colectiva, las lágrimas derramadas, el sufrimiento esperanzado o la angustia más profunda en 33 historias que ayuden a otras personas, en 33 lecciones que, seguramente, reflejarán su espíritu de lucha, tenacidad, sentido del humor, generosidad, valor, fe, ingenio, trabajo en equipo, supervivencia, democracia en las decisiones, liderazgo, organización, optimismo, cooperación, fuerza de voluntad, etc. En definitiva, una auténtica mina de coaching.

Un ejemplo de estas historias puede ser el liderazgo natural que asumió uno de los mineros, Luis Urzúa, quien desde el principio promovió la disciplina del grupo, racionó las escasas provisiones, estableció pautas alimentarias, distribuyó actividades y organizó turnos para realizar tareas, decisiones críticas que determinaron la superviviencia del grupo.

Aprender la lección

De la mina no sólo salieron 33 héroes. El país entero ha proyectado su talante solidario hacia el mundo entero, recuperando su orgullo nacional, su unidad ciudadana y su voluntad de sacrificio.

El principal artífice ha sido su Presidente, Sebatián Piñera, quien al pie de la mina, ha ido acrecentando su popularidad gracias a la extraordinaria gestión de esta compleja situación. Su capacidad de liderazgo se ha refrendado en su permanente apoyo a los familiares, en cada una de las arengas con las que alentaba a los equipos de rescate, en sus intervenciones ante los medios de comunicación de todo el mundo que servían para mantener las esperanzas de los chilenos y avivar su orgullo patriótico, o su paciente espera para abrazar a cada uno de los mineros que iban ascendiendo, cada 50 minutos, desde las profundidades de la mina San José.

Pero también el Presidente chileno y los gobernantes de otros países donde existen explotaciones mineras deberán sacar sus propias conclusiones, dado que al día siguiente del rescate, el 14 de octubre, se produjo un nuevo accidente en el yacimiento La Esperanza (caprichosa casualidad), en Colombia, que afectó a dos mineros. Tres días después, al menos 26 personas fallecieron y 11 quedaron atrapadas bajo tierra tras la explosión de una mina de carbón en el centro de China. Y el drama, por desgracia, continuará…

Los gobiernos y las empresas de la minería tienen que aprender la lección. Y eso conlleva mejorar las condiciones laborales de los mineros, modificar los procedimientos y los estándares de seguridad para que nadie trabaje en condiciones de infrahumanas y de inseguridad.

Al salir, Luis Urzúa, el jefe de turno y último minero en ser rescatado lanzó un mensaje muy claro en este sentido, al decir, “espero que esto nunca más vuelva a ocurrir. Gracias a todo Chile”.

En esta ocasión, el final ha sido feliz, y la vida ha vencido por goleada a la muerte, 33 a cero. Pero este drama sólo podrá vencerse cuando ya no se produzcan más muertes en las entrañas de la Tierra.

¡Felicidades Chile! ¡Felicidades a los 33!

2 comentarios

  • 14 años ago

    Hola Javier,

    buen artículo, ese mismo día deje un post en mi blog

    http://elblogdephoenix.blogspot.com/2010/10/estamos-bien-en-el-refugio-los-33.html

    para seguir el rescate en directo, las nuevas tecnologías «streaming», han permitido que hechos como este se puedan seguir desde cualquier parte del mundo y generar una repercusión tan elevada.

    En este post hablas sobre la cantidad de ejemplos de coaching y que te recuerda, como a muchos de nosotros, al milagro de los Andes. Creo que existe un matizaltamente diferenciador entre ambas situaciones, el nivel de formación, en los Andes muchos de ellos eran universitarios y fueron capaces de canalizar su vivencia y como bien dices ahora dan conferencias a lo largo del mundo,por el contrario, los 33 mineros, por lo que he leido, no tienen un alto nivel formación, por lo que creo que muchos de los 33 no busquen canalizar esta vivencia de la misma forma que los supervivientes de los Andes, aunque dentro de un grupo siempre hay gente de todo tipo y que finalmente se dedique a dar conferencias.

    Por otro lado me gustaría comentar contigo una situación que has dejado caer en el post, la muerte de un grupo de mineros días después y aislamiento de otros 11 mineros, ¿Por qué crees que este rescate ha tenido tanta repercusión? ¿Por Qué se ha destinado esa suma de dinero? ¿Ha sido una campaña mediática de alguien? ¿qué diferencia a los 33 de los 11, y de muchos otros?

    Ahí te dejo mis dudas y que sinceramente no llego a entender, por qué para unos se ha destinado tanto y para otros nada.

    Un saludo, Phoenix.

  • 14 años ago

    Hola Phoenix,

    Gracias por tu comentario. He visitado tu blog y me ha parecido muy interesante el enfoque que realizas de esta situación, especialmente por la posibilidad de seguir en directo el rescate.

    El matiz que apuntas sobre la preparación académica de los mineros respecto a los supervivientes de los Andes es un factor a tener en cuenta, cierto. Quizás será un aspecto determinante la ayuda que reciban de expertos para contar su vivencia de una forma constructiva e instructiva a otras personas. Existen numerosos ejemplos de seres humanos que, tras vivir experiencias horribles, han sido capaces de trasnsmitir su testimonio. Por ejemplo, supervivientes que rememoran el tiempo que pasaron en los campos de exterminio nazis, condenados que reclaman su inocencia mientras aguardan en el corredor de la muerte o mujeres de paises subdesarrollados que han sufrido una ablación.

    Otra cosa es que las motivaciones de algunos mineros se orienten a satisfacer elevadas expectativas económicas. No es obligatorio que tengan «altura de miras». Pero es una oportunidad que tienen ante sí.

    Finalmente, planteas unas cuestiones para las que no tengo respuestas. A veces hay situaciones en las que se sucenden los acontecimientos y que generan gran expectación mediática, y no por ello, tienen que existir intereses políticos o económicos. Las historias bonitas con final feliz gustan a la gente. Y potencialmente esta era una historia que combinaba ingredientes como la lucha contra el tiempo, el esfuerzo colectivo, la esperanza, la originalidad del rescate (cápsula Fénix 2), el apoyo de la NASA… y la posibilidad de retransmitir en directo desde el fondo de la mina (=audiencia en todo el mundo).

    Además, en épocas de crisis, estas historias elevan la moral de las personas.

    Un abrazo

    Javier

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