La vida en positivo

Ver la primera ecografía de un embarazo es una experiencia única. Sólo se aprecia una imagen en negativo. En ella, entre tonalidades de blanco y grises, tienes que adivinar la figura del pequeño ser humano que se está engendrando en el interior de la madre.

El momento es realmente especial. Las emociones que sienten los futuros padres son intensas. En cuestión de segundos, incluso, ambos son capaces de visualizar lo feliz que será la vida de ese diminuto embrión. El miedo a lo desconocido se mezcla con la ilusión, la esperanza y la emoción, dando lugar a un cóctel al que denominamos felicidad.

Entre las numerosas interpretaciones que puede tener esta situación, quiero destacar la capacidad subconsciente de los futuros padres de abstraerse de todo lo negativo que puede ocurrir a partir de ese momento y hacer que prevalezcan los pensamientos positivos.  Metafóricamente, la mente, cuando actúa en positivo, es capaz de transformar una imagen en blanco y negro en un precioso lienzo de vivos colores.

Convertir lo negativo en positivo

A menudo me encuentro con personas que me transmiten su visión negativa de la vida o de su situación particular. Mantengo conversaciones en las que las principales conclusiones son que “vivir así es una tortura”, “qué la vida es un asco”, “que todo está muy negro” o que “el futuro que le espera a nuestros hijos es horrible”.

Es cierto que la vida no es fácil y que cada día tenemos que navegar entre un mundo de dificultades y preocupaciones. Muchas veces, al acostarnos, el cansancio realza los sentimientos negativos, las frustraciones y los temores. Por fortuna, el descanso nocturno y la luz del alba nos recargan interiormente para afrontar un nuevo día.

Nuestro cerebro tiene la capacidad de convertir la energía negativa en positiva, si nosotros así lo queremos. Es lo que diferencia al pesimista del optimista. Mientras el primero sólo ve el problema, el segundo ya vislumbra la solución.

Ventajas del optimismo

Pensar y actuar con optimismo aporta muchas ventajas al ser humano y a las personas de su alrededor:

• Permite convertir las amenazas en oportunidades. Muchos inventos y negocios, por ejemplo, tienen su origen en personas que, ante la carencia de algo y ante determinadas necesidades, no se han quedado paralizados y buscando han encontrado una solución.

• Aporta serenidad. Saber que cuando surjan problemas se encontrarán las soluciones más adecuadas nos ayuda a afrontar las situaciones más adversas sin alterar el estado de ánimo, con la reflexión necesaria y con grandes dosis de autodominio.

• Incrementa la resistencia física y mental y el coraje del ser humano ante situaciones trágicas. El optimista tiene más facilidad para replantearse sus objetivos vitales ante los peores avatares de la vida. En las ocasiones más adversas, puede ser una auténtica tabla de salvación.

• Eleva la autoestima y el sentimiento de seguridad en uno mismo, además de transmitir, inconscientemente, seguridad y confianza a las personas de alrededor.

• Las relaciones interpersonales (de pareja, amistad, trabajo, etc…) se enriquecen y se amplían cuando se enfocan constructivamente, produciendo un “efecto rebote” en forma de mayor atracción o carisma personal.

• Se desarrolla una mente constructiva, que siempre resalta los aspectos favorables de los demás, evitando la crítica fácil y destructiva.

• Busca el entendimiento y el diálogo con otras personas con asertividad, es decir, expresando sus convicciones y defendiendo sus derechos.

• Los pequeños momentos se disfrutan con mayor intensidad. La vida debe saborearse y exprimirse al máximo.

• Mejora la actitud ante el trabajo y el rendimiento profesional.

• Se ejerce un efecto dinamizador sobre los equipos humanos en los que se participa, involucrando a cada uno de sus componentes en la consecución de los objetivos comunes.

• La resistencia al cambio se minimiza. Los cambios se encaran con mayor predisposición, se despierta la curiosidad ante lo desconocido, apetece hacer cosas distintas y afrontar el quehacer diario con nuevos enfoques.

• Ayuda a superar las diferentes etapas de la vida con la satisfacción por las experiencias adquiridas y con ilusión renovada por lo que queda por vivir. Hay personas que en el tramo final de su vida siguen planteándose nuevas metas y nuevos proyectos.

• En ocasiones, favorece la prevención y la superación de enfermedades, según numerosos estudios científicos, algunos de los cuales aseguran que el optimismo puede, incluso, prolongar la longevidad de las personas.

En resumen, vivir en positivo es una actitud que beneficia a la mente, al cuerpo y a las relaciones sociales de quienes así orientan su vida.

Héroes cotidianos

Los ejemplos de superación personal y de lucha ante la adversidad con enfoques positivos son innumerables, aunque quizás los más conocidos son los que afectan a personajes que tienen una gran repercusión social, como el actor Christopher Reeve, los deportistas Lance Armstrong Javier Otxoa, Jonah Lomu o Alex Zanardi, personas como Miriam Suárez (autora de Diagnóstico Cáncer: Mi lucha por la vida) o el neurólogo y psiquiatra austriaco, Viktor Frankl (autor del libro El hombre en busca de sentido,  en el que narra su terrible experiencia en un campo de concentración nazi donde desarrolló su teoría de la Logoterapia).

Además de estos ejemplos hay infinidad de casos anónimos que ilustran la importancia de vivir en positivo, como profesionales de la Medicina que luchan denodadamente por salvar la vida a bebés prematuros o a enfermos en situaciones críticas, ancianos centenarios que dedican parte de su tiempo a visitar a otras personas en hospitales, compañeros de trabajo que con su alegría vital nos hacen la vida más divertida,…

Son personas admirables que con su actitud hacen más fácil la vida de los demás. Son, sin saberlo ni buscarlo, héroes cotidianos.

En este sentido, quiero destacar algunas de las reflexiones de Viktor Frankl, que pretenden explicar el significado de nuestra existencia:

• “la vida cobra más sentido cuanto más difícil se hace”.

• “he encontrado el significado de mi vida
  ayudando a los demás a encontrar en sus vidas un significado”.

• «la felicidad no es una posada en el camino, sino una forma de caminar por la vida».

Nadie afirma que vivir sea sencillo, pero hacerlo con actitud positiva hace de la vida una experiencia más completa y satisfactoria. Las dificultades que nos vamos encontrando son circunstancias relativas que debemos ir venciendo, como si se tratase de una carrera de obstáculos.

Nuestra estrategia para superarlos debe ser vivir en positivo, porque, todo tiene una solución.

El único evento que no tiene solución es la muerte, que es el momento opuesto al nacimiento del ser humano. Pero, ¿y si la muerte es tan sólo la “ecografía” de una vida mejor?

Vivamos en positivo. Seguro que alarga la vida.